Reseña | La forma del agua - Guillermo del Toro y Daniel Kraus + Película

lunes, 14 de mayo de 2018

» Título: La forma del agua
» Título original: The Shape of Water
» Autores: Guillermo del Toro y Daniel Kraus
» Editorial: Umbriel
» Género: Fantástico, Romance
» Año: 2018
» Encuadernación: Tapa blanda
» Nº Páginas: 384 páginas
» ISBN: 9788492915996
» Precio: 18'00 €
» Comprar: Amazon

Puntuación
La forma del agua es una historia que está ambientada en la ciudad de Baltimore en plena Guerra Fría, en el centro de investigación aeroespacial Occam, al que hace poco ha llegado un ser tan extraordinario como potencialmente valioso: un hombre anfibio capturado en el Amazonas, conocido como el Deus Brânquia, considerado como una deidad por la población local. Lo que sigue es una emotiva historia de amor entre este ser y una de las mujeres de la limpieza en Occam, quien es muda y se comunica con la criatura por medio del lenguaje de signos. 

Reseña:

Ilustración de La forma del agua
La mayoría de vosotros ya conocerá esta historia, cuya película fue la victoriosa de la última entrega de los Premios Óscar. Cuando descubrí que Umbriel iba a publicar su novela, decidí esperar para poder ver la película tras la lectura. Y aquí viene la pregunta que todos nos hacemos en estos momentos. ¿Qué fue antes: el libro o la película? En este caso, ambos a la vez.

Como podréis leer en la biografía de los autores, más abajo, la concepción de La forma del agua surgió durante un desayuno entre Guillermo del Toro y Daniel Kraus. La idea era lanzar de forma simultánea esta historia en dos medios tan distintos como son la literatura y el cine, elementos dominados por Daniel Kraus y Guillermo del Toro, respectivamente. Aunque también os daré mi opinión sobre la película, en primer lugar, voy a hablaros de la novela.

Si no habéis visto la película ni leído el libro, es posible que la sinopsis os extrañe un poco por eso de que, básicamente, es la historia de amor entre una limpiadora y un hombre anfibio. Desde luego, es una simplificación extrema de una premisa que está formada por muchas otras implicaciones. Así que hablemos sobre qué nos encontraremos durante la lectura.


Elisa Esposito es la protagonista de La forma del agua, se trata de una mujer muda de nacimiento que vive en unos pequeños apartamentos encima de un cine, junto a su extravagante vecino, Giles, el pintor. Su día a día consiste en levantarse, darse un baño placentero (en su sentido más carnal), preparar su desayuno de huevos cocidos, saludar a Giles y coger el autobús para acudir a Occam, el laboratorio de investigaciones aeroespaciales de Baltimore, Estados Unidos, donde trabaja como parte del servicio de limpieza del turno de noche, junto a su gran amiga Zelda.

La región del Amazonas, lugar en el que se ambienta el inicio de la novela durante la búsqueda del Deus Brânquia

Esa vida es lo único que Elisa conoce y que se repite una y otra vez. Sus distracciones son las anécdotas matrimoniales y los chistes que Zelda le cuenta durante la jornada; los trabajos artísticos y las ensoñaciones amorosas de Giles, además de sus quejas debido a su vejez; y la gran pasión de Elisa, los zapatos. Posee múltiples pares con todo tipo de diseños y es para ella todo un acto de orgullo y rebeldía el presentarse al trabajo con unos tacones rojos llamativos en lugar de con el calzado estándar indicado para el servicio de la limpieza. Algo que siempre molesta a Fleming, su superior.

Sin embargo, todo eso cambia el día en el que Elisa y Zelda entran, en un mal momento, en un laboratorio que acaba de recibir a un nuevo espécimen de estudio y su correspondiente equipo de científicos, encabezado por el doctor Bob Hoffstetler. Así como al nuevo jefe de seguridad, Richard Strickland, responsable de la captura del misterioso ser que se encuentra encerrado en un tanque de agua. En ese primer encuentro, Elisa solo fue capaz de ver las zarpas del ser, pero resultó suficiente para que se obsesionara con ese gran secreto que está al alcance de su mano.

Ilustración del interior del libro
Esa es la base desde la que parte la historia de La forma del agua. Aunque, en esta ocasión, no es tan importante la trama como el papel y la evolución de cada personaje durante su desarrollo. El relato es muy predecible, pero lo que mantiene enganchado al lector son sus protagonistas, claros pilares de la novela. En este sentido, es necesario destacar que, aunque el foco está en Elisa y el Deus Brânquia, se manejan varios personajes a la vez, que influyen entre sí y marcan el avance y los cambios que sufre la propia historia.

De este modo, seguiremos con detalle la pista a Elisa, Giles y Zelda; pero también a Richard Strickland, a su mujer, Laine, y al doctor Bob Hoffstetler. Antes de hablar sobre la relación entre Elisa y el Deus Brânquia, vamos a describir brevemente la historia de cada uno de ellos, aunque nos pararemos con algo más de detalle en el villano principal.

La novela comienza con Richard Strickland, un coronel estadounidense a las órdenes del general Hoyt, que ha pisado territorio en guerra y que, ahora, se ve destinado al Amazonas por una misión muy especial: atrapar al Deus Brânquia. Podríamos considerar a este personaje como el coprotagonista de la obra que, a su vez, representa todo lo contrario a Elisa, es decir, es su antagonista principal. Strickland es un hombre roto, desquiciado, perturbado, retorcido y del todo corrompido por sus experiencias previas en la batalla, los horrores que allí presenció y desempeñó y, más recientemente, su experiencia en el Amazonas, donde tuvo que sobrevivir más de un año hasta encontrar al espécimen. Todo esto hace que su mentalidad sea tortuosa, a la vez que sufre de una fuerte inseguridad, inferioridad y miedo al fracaso, intenta sobrellevarlo mostrándose violento, intimidatorio y controlador con aquellos que considera inferiores a él, como las mujeres del servicio de limpieza, Fleming o su mujer, Laine.

Giles y Zelda, por su parte, son personajes con problemas determinados por la época, pero también por su condición humana (en el caso de Giles). Ambos pertenecen a esas "minorías" marcadas: él es homosexual y ella negra. Además, tengamos en cuenta que se trata de los años 60 en Estados Unidos. Mientras Giles no consigue asumir su vejez, se ve marcado por el estigma de su orientación sexual, cosa que le afecta especialmente en su vida profesional, aunque también en el plano persona, con humillaciones de todo tipo; por otro lado, Zelda debe lidiar con una situación de inestabilidad en la que los negros estadounidenses salen a las calles para reclamar una igualdad de derechos, así como con sus propios estigmas, a consecuencia de su color de piel.

Sin detenernos demasiado, es importante destacar la figura del doctor Bob Hoffstetler, un científico ruso que, en plena Guerra Fría, se ve envuelto en una compleja situación donde deberá escoger entre lo que es o no correcto, por encima de él mismo. Laine, la mujer de Strickland, es el personaje que representa el papel de la mujer del momento: cómo debe ser (servicial y complaciente), cómo debe actuar (centrada en los niños, en el hogar y en su marido) y cómo ha de aguantar el matrimonio (soportando el miedo y la aversión que le produce Richard). A pesar de todo esto, seremos testigos de la gran evolución que experimentará Laine.

La forma del agua es una historia de amor entre una mujer muda y un ser fantástico, sí; pero, como habéis podido comprobar, también es mucho más. Es fascinante la gama de temas, realidades y complejidades del ser humano que se tratan durante sus páginas. Todo ello condensado pero, al mismo tiempo, coexistiendo de forma inteligente y con sentido. Ya que la actuación de todos y cada uno de esos personajes, tanto de forma individual como entre sí, marcan el desarrollo de la historia.

Finalmente, el encanto de la novela reside en la relación entre Elisa y el Deus Brânquia. Como es evidente, comienza con inseguridad, miedo y desconfianza. Pero la gran fascinación de Elisa por este ser, algo del todo correspondido por el propio Deus Brânquia, y la necesidad que siente de aportar sentido y emoción a su vida la llevará a asumir un gran riesgo, que puede acabar costándole la vida. La comunicación entre dos especies, entre mujer y hombre, y sin palabras, es lo que hace de esta historia una experiencia diferente y mágica. Después de todo, la historia se desarrolla en un contrastado marco que une la fantasía y la cruda realidad de nuestro mundo. Por lo que el resultado es una especie de cuento con complejas dosis de realismo que dan lugar a una lección sobre el amor más puro, la amistad y la lealtad, pero también, acerca de la valentía, la autoaceptación, la tolerancia, la empatía y el respeto hacia lo diferente.

La narración me sorprendió especialmente porque mezcla dos modelos: un estilo poético relacionado con Elisa y el Deus Brânquia, debido a sus descripciones, ambientaciones y la representación de los sentimientos; y otro estilo más descarnado, directo y explícito, cuyo protagonista suele ser Richard Strickland. La voz siempre se muestra en tercera persona, a excepción de alguna que otra intervención dedicada a nuestro personaje fantástico que, aunque breve, aporta una gran información sobre su mentalidad y su personalidad, muy parecidas a las del ser humano pese a su diferente percepción del mundo.

En cuanto a la edición del libro, no puedo terminar esta valoración sin destacar el cuidado diseño de la novela que nos brinda Umbriel, que cuenta con ilustraciones en su interior y cuidadas páginas en negro que dividen la obra en varias partes.


Puntuación
La forma del agua es una historia que mezcla elementos fantásticos con la crudeza de la realidad de nuestro mundo. La trama, aunque predecible, se asienta en los pilares que representan los personajes, un diverso abanico que refleja las complejas situaciones que vivían: un soldado depravado y envilecido; un hombre mayor homosexual; un científico ruso; una mujer negra; y otra mujer, que sencillamente, lo es. Todo ello en el Estados Unidos de los años 60, en plena Guerra Fría. Y, por supuesto, la relación amorosa y encantadora entre Elisa, una joven muda, y el Deus Brânquia, un hombre anfibio del Amazonas. Una historia mágica sobre el amor y como la comunicación no necesita de palabras que, además, transmite múltiples valores y de la que se extraen reflexiones que le otorgan al libro un carácter de fábula.


La película:

Cartel de la película
Creo que es la primera vez que voy a hacer esta recomendación, pero, por favor, seguid mi consejo: es preferible ver antes la película y, después, leer el libro. Como sabéis, en mi caso no fue así, yo me sumergí entre las páginas de esta historia en primer lugar. Un error, porque no disfruté de la película como lo habría hecho sin leer antes la obra.

No me malinterpretéis, la película me ha encantado, pero no he podido evitar hacer algunas comparaciones muy concretas y, sobre todo, que el film empalideciera un poco por lo recortada que se ve la historia que previamente me ofreció la novela.

La película de La forma del agua me sorprendió por su compás, todo avanza y se desarrolla con un ritmo ligero, de modo que las dos horas que dura se pasan en un pestañeo. Sin embargo, este apresuramiento hizo que los primeros 30 minutos me decepcionaran con respecto al libro. Me explico. Había muchos cambios en los hechos y se omitía por completo una parte fundamental como es la caza del Deus Brânquia. No obstante, todo ello queda justificado por lo que ya sabemos: una película debe llevar su propio ritmo y responde a otras necesidades, por lo que inevitablemente habrá diferencias con respecto al libro. No hay problema. Aunque vamos a hablar de lo que más me ha gustado y de lo que menos sobre la película, comenzaremos con lo segundo.

Un fallo, en mi opinión, reside en el primer encuentro a solas entre Elisa y el Deus Brânquia, me pareció apresurado, irreal y carente de lógica. Y las posibles razones, como la tremenda fascinación y el magnetismo que Elisa sitió inmediatamente por la criatura, me parecen justificaciones muy pobres como para cómo sucede la escena. En el libro, este proceso es muy distinto, todo fluye con mucho, mucho cuidado por parte de Elisa, se incide en las precauciones (como la línea que no se debe atravesar antes de llegar a la piscina), en el miedo inicial, y en la gran desconfianza por parte del ser acuático. Y, desde luego, el secretismo que envuelve la investigación y al espécimen, motivo por el cual las incursiones de Elisa son hechas con la máxima discreción y sin que nadie la vea. Nada que ver con el film. En cualquier caso, la relación entre ambos fue viento en popa desde el primer momento.


En relación a esto, también me sorprendió la actuación del Deus Brânquia. Sinceramente, y según las descripciones y las expectativas generadas por el libro, lo imaginaba más "elegante" y mágico, digamos. No solo en sus movimientos, aunque hay que tener en cuenta que habitualmente lo vemos en un medio que no es el suyo, sino en sus gestos y su comunicación. En este último sentido, me extrañó la escena del segundo encuentro entre ambos, en el que el Deus Brânquia, siendo críticos, parece más un perrito que asiente, mueve la cola y emite ladriditos, que una antigua y enigmática deidad acuática del Amazonas.

En general, no han sido grandes disgustos para mí. Pero si hay una única cosa que me defraudó, y mucho, de la película, también dentro de esta media hora inicial (como lo hasta ahora mencionado), fue el papel al que queda relegada Laine, la mujer de Richard Strickland. Es muy, muy decepcionante si se compara con la Laine del libro, que representa todo aquello a lo que se ve sometida la mujer en esos años, y que, pese a ello, evoluciona hasta convertirse en alguien fuerte, decidida y valerosa. En la película, Laine no es más que ese estereotipo de cómo debía ser una mujer del momento, ¿y qué es lo único que hace en escena? Cuidar de los niños y dar placer (por llamarlo de alguna manera) a su marido en una escena que aborrezco (precisamente el fin que debe cumplir la imagen en cuestión, pero, como lectora de la novela, con doble razón). Lo sé, decepcionante.

Giles y Elisa en una escena de la película
Por suerte, he de decir que todo mejoró enormemente a partir de esa primera media hora. Ahora vamos a ver todos los aspectos que me han gustado de la película. El reparto que da vida a Elisa, Strickland, Zelda, Giles y el doctor Hoffstetler es ideal, todos encarnan a la perfección su personaje, aunque me gustaría destacar a Sally Hawkins como Elisa Esposito, con la fuerza y la gran expresividad que le aporta. Y a Michael Shannon como Richard Strickland que, pese a la falta de información que se tiene sobre su personaje en la película (en comparación al libro), consigue representar con precisión la retorcida mente y los demonios de su villano.

He podido apreciar una pequeña diferencia en el personaje de Zelda de la excelente Octavia Spencer, pese a mostrarse igualmente cautelosa y precavida, tiene una personalidad con un toque más desafiante y firme. Sin olvidarnos de Doug Jones interpretando al Deus Brânquia que, si habéis visto las películas de Hellboy (del propio Guillermo del Toro), es posible que os recuerde mucho al hombre anfibio que acompaña a Hellboy en sus aventuras; y que, sí, también es un personaje del actor Doug Jones. Aunque ya os he mencionado una escena en la que no me convenció su papel, no es así en el resto del film. En líneas generales, destaca la viveza de la que dota a su personaje pese a estar bajo capas y capas de caracterización.

Elisa y Zelda en una escena de la película junto a la piscina del ser acuático

A lo largo de toda la película se da una gran importancia al agua, no solo en todo lo relativo al Deus Brânquia, como es de esperar; sino que también se refleja el vínculo especial que tiene la protagonista con este elemento en su día a día. Todo esto guarda relación con la estética de la obra cinematográfica, algo con lo que he disfrutado enormemente. La ambientación, el juego de colores, la composición de las escenas... cada componente está cuidado con detalle para dar lugar a una película con muchísima sensibilidad y expresividad. Es lo que hace posible la magia de ese extraño romance, el que podamos comprenderlo y que no nos espante. De hecho, Guillermo del Toro no priva a Elisa y al Deus Brânquia de nada, ya me entendéis. Pero todo sucede de forma armoniosa, bella y con delicadeza, manteniendo intacto el hechizo.

Por otro lado, me ha encantado ver reflejado en la pantalla el contraste que ya conocía gracias al libro, y con el que juega la historia durante todo su desarrollo. Se trata de la oposición de la magia y la fantasía con nuestra realidad. En este sentido es interesante comprobar cómo el amor en sí, la amistad y la tolerancia parecen algo propiamente ligado a ese mundo onírico, de seres fantásticos, donde todo es posible; mientras que lo que nos aporta el mundo real es la vileza y las debilidades del ser humano. Es una posible lectura de las múltiples interpretaciones que pueden extraerse de esta película de moralejas y reflexiones.

Por último, tengo que destacar la banda sonora, que conecta y unifica todo lo anterior y tiene un papel esencial como medio de comunicación entre Elisa y el Deus Brânquia; ya que, a pesar de que su lenguaje se basa en signos y gestos –pues ninguno puede hablar–, la música supone un vínculo entre ambos, a través del que Elisa logra acercarse y ganarse la confianza del ser acuático.

En definitiva, es una película muy especial y me da pena no haberla visto primero, porque estoy convencida de que habría disfrutado más de ella al no verme condicionada en algunos casos por la irremediable comparación con el libro. Como ya expliqué antes, no me refiero a una comparativa en lo relativo a su adaptación, sino a aspectos clave como, por ejemplo, el que mencioné sobre el personaje de Laine. Así que, una vez más, os recomiendo el orden: película y libro, si estáis interesados en ambos soportes. Pero, en cualquier caso, os animo a descubrir esta maravillosa historia.



Sobre los autores:


Guillermo del Toro, nacido en Guadalajara, Jalisco, el 9 de octubre de 1964, es un director, guionista, productor y novelista mexicano, galardonado con el Premio Goya y varias veces con el Premio Ariel. En 2018 se hizo acreedor al Globo de Oro como mejor director por su película La forma del agua. Un mes después también se le galardonó como Mejor director y Mejor película en la 90ª edición de los premios Óscar por la misma película.

Comenzó a filmar en México desde adolescente, cuando estaba en el Instituto de Ciencias, en la ciudad de Guadalajara. Pasó diez años en diseño de maquillaje y formó su propia compañía, Necropia, antes de poder ser el productor ejecutivo de su primer filme a los 21 años. Fue cofundador del Festival de Cine de Guadalajara y creó la compañía de producción Tequila Gang. Actualmente vive en Los Ángeles, Estados Unidos.


Daniel Kraus es editor, cineasta y premiado escritor de literatura de terror juvenil. Su segunda novela, Rotters, ganadora del premio Odyssey y finalista del Bram Stocker, está considerada por la crítica «un clásico del terror».

Recientemente ha publicado el libro de La forma del agua, coescrito con Guillermo del Toro, ya que la idea surgió durante una reunión de desayuno entre ambos en el año 2011.




¿Qué os ha parecido el libro? ¿Lo habías leído? 
Si lo habéis hecho espero recibir vuestras opiniones en los comentarios. 
¡Hasta la próxima!

10 comentarios

  1. Hola! La verdad es que a mí la película no me gustó casi nada, así que espero disfrutar más con el libro, que sigue en la pila de lecturas pendientes. En mi caso, no he conectado con la historia ni los personajes. A ver cuando pueda leerlo, qué me parece. Gracias por una reseña tan completa :)

    ResponderEliminar
  2. Yo vi la película primero y sigo con las ganas de poder probar el libro, porqué se que seguro se quedó corta con los personajes y la verdad, con todo lo que has contado ¡Me han dado ganas de leerlo y verla de nuevo!
    Un bes🖤

    ResponderEliminar
  3. Holaaa
    Muy buena reseña, me ha encantado :D
    La edición es maravillosa, que preciosidad de portada. Yo no he visto la peli ni he leído el libro. A ver cuando me animo.
    Un besito

    ResponderEliminar
  4. ¡Hola! ^^
    Yo solo he visto la película, y me encantó. Me gustó mucho la historia, pese a no ser excesivamente original, y la ambientación es maravillosa. El libro no descarto leerlo con el tiempo, pero ahora mismo no me interesa demasiado.

    Besos!

    ResponderEliminar
  5. Qué interesante que hayas leído el libro antes (creo que es de los pocos casos en que lo común viene siendo lo contrario), pero qué bueno leer la reseña con esta forma de mirar que te dio la novela. No tenía mucha idea de cómo estaba escrita y la narración me dio mucha curiosidad, así que voy a tenerla más en cuenta. La película me pareció preciosa, pero entiendo lo que decís y asumo que ciertas cosas se notan más en comparación con el libro, sí.

    Un beso!

    ResponderEliminar
  6. Hola.
    Sinceramente ni he visto la película ni he leído el libro. Soy de esas personas que suele huir cuando mucha gente hace mucho bombo de determinada cosa. El libro tiene buena pinta y seguramente lo acabe leyendo, pero aun no va a ser ese momento.
    Me alegro de que tu lo hayas disfrutado.
    Nos leemos.

    ResponderEliminar
  7. Hooola Alex!!

    Tengo encargado el libro en la biblioteca peeeeeeeero la peli sí que no la pienso ver. Y eso que salen Hawkins y Spencer que son dos actrices increíbles. La primera la conocí por Paddington y Paddington 2 (aunque Maddie es brutal) y Spencer por Criadas y Señoras y Dónde el corazón te lleve. Peliculazas.

    Lo del baño placentero te ha quedado muuuyyyy fisno XD La verdad es que la trama si algo está, es bien pensada (ya sabes que lo tengo pendiente de leer, pero eso no quiere decir que no me haya leído el resumen XD) sobre todo el tema de que la protagonista sea muda, por lo que viene después, al final. Y yo pe pregunto...esta chica no sospechaba nada?

    Si hay algo que resalta de estas dos producciones (libro y peli) es que el villano aquí, en este caso, no es el monstruo. Lo que ya nos da un acto reflexivo y social implícito de cómo son los humanos.

    Antes de entrar en personajes, déjame hacer un inciso: a Del Toro no le perdono que se cargara a Thomas Shape. Dicho esto, continúo.

    Supongo que una película no puede contener todo un libro, porqué tiene un ritmo y estilo narrativo diferente a lo escrito, de ahí que dé la sensación de ser más incompleta, porqué se tienen que saltar trozos para que no se haga eterna. Imagina, sino, ahí sentaos cuatro horas sin poder levantarte de la butaca ni para ir a mear.

    Vamos, que en la peli al pobre salmón lo han puesto más lagarto guancho de lo que se debería. Que se han lucido, vamos. Que Elisa traspase las medidas de seguridad con una capacidad que ni Tom Cruise en Misión Imposible 156515251 tampoco es que sea muy creíble, no.
    Eso sí, punto y a parte merece mencionar los ojillos que le han puesto al dios Amazónico, que parece uno de esos peluches del súper que tienen los ojos medio salíos.

    Vale, acabo de alucinar con el protagonismo que le dan a una superviviente de la violencia de género, que más que ejemplo de superación (que sería efectivo para una sociedad patriarcal como la nuestra) parece que quieran taparla con papel de celofán, no vaya a ser que no le gusta a algún marichulo. En fin. Muy mal.

    Un besote enooorme!! ♥

    ResponderEliminar
  8. ¡Hola! Me encantó esta reseña y la forma en que te expresassobre el libro y la película. Yo primero vi la película, aunque no terminé de verla y creo que no me faltaba mucho para el final, pero también quiero leer el libro porque la película la estaba disfrutando mucho y me pareció muy interesante. Sé a qué escena te refieres, yo también la odio :/.

    Y bueno, a ver cuándo termino de ver la peli para leerme el libro :D, siguiendo tu consejo, aunque de todos modos ya había empezado en ese orden, que de hecho, no suelo seguir.

    Besos :)

    ResponderEliminar
  9. ¡Hola Alex! La adaptación cinematográfica es una de mis películas favoritas del año y en general, me parece maravillosa y emocionante.
    Espero poder adquirir pronto el libro, y luego de leer tu opinión me dieron más ganas aun!
    Un beso enorme.

    ResponderEliminar

¿Dónde está mi lápiz? © . Design by Berenica Designs.